martes, 14 de febrero de 2012


ARTURO JAURETCHE Y LA ECONOMIA ARGENTINA .




La obra escrita  de Arturo Jauretche se inscribe como un aporte esencial, en el múltiple accionar militante de este patriota argentino. La militancia política ocupó todos los años y cada minuto de su vida,  en la búsqueda de avanzar y concretar la liberación nacional y social de su patria, la República Argentina.  
Se manifestó siempre  en un lenguaje sumamente comprensible, – privilegiando así la acción militante y dejando de lado el acartonamiento seudo academicista -,  para que sea entendido por todas las personas más allá de la formación intelectual, con que éstas pudieran contar. Este lenguaje simple, es  a la vez profundo y con bases científicas. El nivel intelectual de A.Jauretche es muy superior al de muchos encumbrados académicos – economistas, sociólogos, filósofos -, ya que una mayoría de estos últimos tienen una formación universitaria “especializada”, en tergiversar la realidad y así intencionalmente, profundizar la ignorancia social. Por ello, no utiliza el lenguaje idiotizante, propio de determinados profesores universitarios y los mal llamados intelectuales mediáticos, que con planteos crípticos y eufemísticos, cumplen con el objetivo de que no se pueda entender con certeza como se estructuran y se ejecutan, los mecanismos para enajenar la riqueza y la renta  nacional, a manos de los grupos económicos extranjeros y sus segundones socios nacionales.

Explica al respecto, A.Jauretche:

“…Demasiado sabemos en que medida es esta Universidad madre de las corrupciones, adoctrinamientos y complicidades que han llevado el país a la situación presente de colonialismo económico y cultural…Se ha desenvuelto a espaldas del país, ajena a su drama y a la gestación de su destino…Se encargó de preparar los expertos de la entrega, elaborando una mentalidad dócil a las desviaciones jurídicas en que se sustenta la modalidad depredatoria de las leyes y contratos que enajenaron la soberanía económica de la nación, poniendo a disposición de los monopolios y trust  los alumnos que se destacaban en aptitudes técnicas para que fueran utilizados en contra del pueblo argentino y haciendo de sus cátedras, el puntal doctrinario de todas las tesis del entreguismo..”

METODOLOGIA.

La metodología del presente trabajo, consistirá en analizar determinadas “frases generadoras” enunciadas por A.Jauretche – según expresión de Paulo Freire, en su obra “Pedagogía del Oprimido”  -, con  el doble objetivo de establecer por una parte,  la actualidad y certeza de sus palabras y por otro,  desarrollar las mismas  para entender su profundidad,  haciendo lo necesario para no desvirtuar su esencia.
Este trabajo debe considerarse, apenas una síntesis ya que  se deriva de solo cuatro frases generadoras de Arturo Jauretche relacionadas con la economía, dentro de una obra mucho más amplia e integral del mencionado autor, que debería haber sido incluida ya hace mucho tiempo, como material de estudio en los diferentes niveles educativos. La  incidencia de los factores de poder anti nacionales que defienden los intereses transnacionales y de sus asociados locales, han hecho posible sumergir la obra de A.Jauretche en la perjudicial ignorancia  para las grandes mayorías nacionales. La población argentina, a través del conocimiento masivo de la obra de A.Jauretche, podría lograr entender los mecanismos que provocan su explotación y con ello generar las condiciones para suprimirlos. Con ello se lograría superar la dominación que se ejerce sobre el pueblo argentino y que muy bien lo expresa el propio A.Jauretche cuando expresa: “…A la dominación económica le antecede la dominación cultural…”

   
FRASE GENERADORA  Nº 1 DE ARTURO JAURETCHE.

EL DIRIGISMO.

“…Los cipayos pretenden convertir este dilema de dirección nacional o extranjera de la economía, en una falsa opción entre dirigismo y libre empresa. No es así.
SIEMPRE HAY DIRIGISMO, NACIONAL O EXTRANJERO, y de quien aplique ese dirigismo, lo nacional o extranjero, SURGE LA CONDICION LIBRE OCOLONIAL DE UN PAIS”.

ANALISIS DEL PARRAFO.

Dice A.Jauretche.: “…SIEMPRE HAY DIRIGISMO, NACIONAL O EXTRANJERO Y DE QUIEN APLIQUE ESE DIRIGISMO, LO NACIONAL O EXTRANJERO, SURGE LA CONDICION LIBRE O COLONIAL DE UN PAÍS”.

Detrás de las categorías enunciadas por A.Jauretche,  encontraremos una larga e interminable discusión tan inútil como academicista,  entre distintas escuelas de la economía que comienza a partir del siglo XVIII, cuando surge el concepto de laissez faire (dejar hacer a los privados) que perdura hasta nuestros días. La falsa dicotomía, versa  sobre si el Estado tiene la necesidad imprescindible de  participar en la economía como la manifiesta la heterodoxia económica  (teoría keynesiana, marxista, etc.), o por el contrario,   que el Estado no debe participar en absoluto en la actividad económica como lo manifiesta la ortodoxia económica (escuela clásica, neo clásica y neo liberal).
Los grupos oligopólicos (acción monopólica acordada de reducido número de oferentes) se esconden detrás de la máscara de la “libre empresa”,  para potenciar gobiernos que se desliguen aparentemente de la intervención o dirigismo sobre la economía nacional y de esta manera, potenciar la concentración de la riqueza a favor de las grandes empresas transnacionales y sus sumisos socios menores locales. Además, complementariamente,  para someter a la Nación Argentina,- a través de políticas económicas diseñadas al efecto-, a la pérdida de su independencia económica y soberanía política, a través de  generar endeudamientos externos e internos, tan mayúsculos como intencionales
Para demostrar la veracidad de la frase de A.Jauretche, se pueden escoger distintos períodos históricos argentinos que se repiten con cierta similitud, cundo la Nación Argentina cae en manos de la ortodoxia económica:
Tomando como un ejemplo,  el período que va  desde el 23 de marzo de 1976 (día anterior al golpe genocida del 24 de marzo de 1976),   hasta el 31 de diciembre de 2002 (fecha tope de la crisis neoliberal deliberada), la distribución del ingreso nacional pasó de ser el 45% como participación de los asalariados,  al 22%;  mientras que los no-asalariados (empresarios y rentistas financieros y agropecuarios) pasaban de tener una participación del 55% a otra del 78%, en el mencionado Ingreso Nacional. En este mismo  período la deuda externa paso de 7.000 millones de dólares computada al 24 de marzo de 1976 a 45.000 millones de dólares cuando finalizó el gobierno dictatorial y a 180.000 millones de dólares al finalizar el periodo neo liberal, en el año 2002. El endeudamiento externo llegó a superar el 170% del PBI y con un alto porcentaje del mismo en moneda extranjera, es decir, se necesitaban un PBI completo y el 70% de otro para saldar el endeudamiento externo.

A efectos comparativos a partir del año 2003 y hasta nuestros días en el año 2012, el endeudamiento externo pasó a  significar el 30% del PBI y dentro de él se computa un reducido porcentaje en moneda extranjera. Puede decirse, que dado el modelo de política económica que se instala a partir del año 2003 hasta nuestros días, el pueblo argentino se liberó de las cadenas del endeudamiento externo que oprimen a diversos pueblos del mundo, bajo la indiferencia o complicidad al respecto de sus respectivos gobiernos para modificar la situación. En EE.UU., la mayor potencia económica y política-militar del planeta y país hegemónico dentro de los países desarrollados, - con cuarenta millones de personas por debajo de la línea de la pobreza -, el ratio de endeudamiento entre deuda externa y PBI  es del 100%. Además las variables macroeconómicas norteamericanas indican que el ratio de endeudamiento seguirá creciendo, a medida que transcurra el tiempo.

Retomando el tema de la no intervención del Estado, podemos decir que el neo liberalismo en la década de los noventa llevó al máximo en la práctica este principio emblemático de la ortodoxia económica, provocando la  enajenación vil de las empresas públicas y recortándole de esta manera al mismo, la posibilidad de actuar a favor de las clases de menores ingresos.  Como consecuencia de lo anterior, surgió la seria limitación  de la caída de la inversión pública provocada intencionalmente desde los gobiernos de Menem y De La Rúa y de hecho, como consecuencia lógica de la liquidación de las empresas del Estado, lo que trajo de  inmediato incrementar aceleradamente los niveles de desempleo y con ello, la caída del salario real.
No olvidemos que el salario siempre tenderá a la baja en la medida que crezca el nivel de desempleo. En otras palabras, el desempleo es el mecanismo utilizado para provocar intencionalmente la caída real y nominal de los salarios, para así lograr mayores beneficios empresariales.

La heterodoxia económica expresada en términos generales en el keynesianismo, postula el “dirigismo”, o sea la intervención del Estado a través de los gobiernos de turno en la economía nacional. En este caso, la posibilidad de la inversión pública es una herramienta que puede suplir las intermitencias cíclicas recurrentes inherentes del capitalismo, que se manifiestan en las crisis económicas de sobreproducción, producto de la insuficiencia de la inversión privada.
Por el contrario, sin posibilidades de inversión pública o reducidas dichas posibilidades, la Nación queda dependiente exclusivamente de la inversión privada, que sólo se concretará si es posible maximizar beneficios y siempre que no pueda ser suplantada dicha inversión, por aumentos de precios injustificados (inflación).
Tampoco debe olvidarse que la inflación es un mecanismo utilizado por el poder económico concentrado, para así incrementar beneficios empresariales a costa de la caída del salario real y con ello, provocar una menor participación de los asalariados en la distribución del Ingreso Nacional.
De la misma manera, se puede utilizar la inflación para desestabilizar gobiernos que intenten modificar la inequidad en la  distribución del ingreso, a través de perjudicar a las clases que perciben bajos y fijos ingresos y así quitar bases de sustentación política al mismo. Esto es posible dado que los medios de comunicación concentrados y el academicismo universitario autista explican la inflación – únicamente y de manera simplista - como efecto de un exceso de base monetaria, es decir,  exceso de liquidez. Por este razonamiento tan vulgar como apologético,  el máximo representante del neo liberalismo en su variante monetarista,  – Milton Friedman -, recibió en su oportunidad el premio Nóbel de economía. De la misma manera, el presidente norteamericano B.Obama recibió el mismo “galardón” de la paz, mientras continuaba invadiendo diferentes regiones del planeta.
A partir de la  fundamentación de Milton Friedman, -  intencional y burdamente tergiversada -, la inflación deja de ser un mecanismo de explotación de los asalariados generada intencionalmente por el poder económico concentrado, para pasar a ser una responsabilidad del gobierno.  
La no intervención o no dirigismo del Estado sirve a los grupos oligopólicos para que en la supuesta  ausencia del primero, - ya que no es que el Estado desaparece, sino que actúa pero de manera funcional a los intereses del poder económico concentrado -,  no quede para regir los destinos de la economía otro elemento que el denominado “mercado”.
Para la ortodoxia económica “el mercado” es “omnipotente, sabio y regula la economía de la manera más eficiente y justa”. Adam Smith, fundador de la economía clásica (liberales en términos políticos)), llego a decir que esta regulación “perfecta” de la economía a través del “mercado” estaba regida por “la mano invisible” que permitiría a través del egoísmo individualista, alcanzar a posteriori – sin fijar plazos ni tiempos -, la justicia social.
Como se ve el planteo de Adam Smith, es muy similar en lo esotérico e intencionalmente tergiversado,  a la política del “derrame” instaurada en la década de los noventa en Argentina, bajo la órbita del “pensamiento único” o  neo liberal.
En la etapa de los años  1991 al 2001 de la misma manera que en el período de los años 1976 a 1983, se defendió a ultranza la no intervención del Estado en la economía cumpliendo ideológicamente con el principio básico de los economistas liberales ortodoxos (clásicos neo clásicos y neoliberales). De esta manera, se derogó la política arancelaria y para- arancelaria, para posibilitar así la importación de toda tipo de productos inservibles, posibilitando además para completar el cuadro de la dependencia, la libre circulación de capitales (fondos buitres) sin  impedimento legal alguno.
Complementando el cuadro de la entrega de la Nación,  durante la dictadura militar por medio de la “tablita” y en la etapa de los noventa por ley de convertibilidad, se establecieron los tipos de cambio más atrasados de la historia económica argentina.
El Estado representado por los gobiernos neo liberales mencionados – obviando sus principios ideológicos -, intervinieron profundamente en la economía para establecer un tipo de cambio atrasado (moneda nacional sobrevaluada), para  posibilitar así la destrucción del aparato productivo industrial a través de subsidiar importaciones de todo tipo de productos,-“chatarra” inservible incluida”-,  generando de esa manera  intencionalmente el desempleo masivo. El tipo de cambio atrasado que significa subsidiar importaciones y perjudicar competitivamente exportaciones, implica que la diferencia en divisas entre exportaciones e importaciones pase a ser negativa.
Este saldo negativo de la balanza comercial, implicará necesariamente saldar dicho saldo con endeudamiento externo. De esta manera la deuda externa pasará a tener lamentablemente, el protagonismo principal dentro de las variables macroeconómicas e incidirá intensamente de manera negativa,  en la vida social y política de la Nación.
El tipo de cambio atrasado limitará las exportaciones y condicionará negativamente la actividad productiva, transformándose de esta manera las prioridades de la  economía nacional, que pasará a depender exclusivamente de la actividad financiera en detrimento de la actividad productiva. De esta manera se cierra el cuadro de la dependencia y sometimiento de la Nación, caracterizado por una deuda externa en permanente crecimiento, que cumple el rol de ser el soporte esencial de la actividad financiera, para usufructo ilimitado del poder económico concentrado y sufrimiento de la población.
Como sabemos, el endeudamiento externo lo paga en definitiva la población, con menores salarios, menos cultura, menos educación, menos salud, menos inversión pública, etc. Pero, a su vez el endeudamiento externo exacerbado, abre la posibilidad de todo tipo de actos de corrupción. A título de ejemplo, el primer y mayúsculo acto de corrupción en la historia económica argentina dentro de una larga lista,  surgió durante el gobierno del “gran prócer” del liberalismo Bernardino Rivadavia, al contratar el primer empréstito con el sistema financiero internacional, llevado a cabo con la Barhing Brothers en 1824. A partir de este repudiable  hito, se han sucedido innumerables actos de corrupción hasta nuestros días, por parte del poder económico concentrado nacional y el sistema financiero internacional conducido por el FMI a partir de su creación, en connivencia con los funcionarios estatales de turno - afines y escogidos -, por el establishment. El mecanismo es más bien repetitivo y se fundamenta en crear y recrear procesos de endeudamientos intencionales,  refinanciación y recurrentes nuevos endeudamientos, saldados con nuevos endeudamientos e intereses sobre intereses cada vez más altos, siempre con el aval, omnipotencia y omnipresencia del FMI.
En este marco de actividad financiera predominante y endeudamiento externo creciente la presencia y participación del FMI se transforma en imprescindible. Dicho organismo internacional dirigido exclusivamente por las grandes potencias como EE.UU. en calidad de hegemónica, saldará los negativos de la balanza comercial y de las cuentas fiscales provocados intencionalmente, pero a cambio impondrá las mismas políticas económicas que provocaron la debacle e incrementará el endeudamiento externo.  Para así darle continuidad al círculo vicioso de la entrega de la Nación para padecimiento de sus habitantes.  
En definitiva y tomando en cuenta el accionar neo liberal que postula la “no intervención” y por otra parte “interviene” para beneficio de los sectores más concentrados de la economía, podemos observar que la realidad coincide exactamente con lo que expresara A.Jauretche: “…SIEMPRE HAY DIRIGISMO”, la diferencia está “…EN QUIEN EJERCE ESE DIRIGISMO…”,  para que surja la condición “…LIBRE O COLONIAL DE UN PAIS”.


FRASE GENERADORA  Nº 2 DE ARTURO JAURETCHE.



Escribe Arturo Jauretche en “Plan Prebisch – Retorno al Coloniaje”, publicado en el año 1955. PAG.31)

“LOS ARGENTINOS APENAS SI TENDREMOS PARA PAGARNOS  LA COMIDA DE TODOS LOS DIAS. Y CUANDO LAS INDUSTRIAS SE LIQUIDEN Y COMIENCE LA DESOCUPACIÓN, ENTONCES HABRÁ MUCHOS QUE NO TENDRÁN CON QUE PAGARSE ESA COMIDA SERA EL MOMENTO DE LA CRISIS DELIBERADA Y CONSCIENTEMENTE PROVOCADA. NO HABRÁ ENTONCES MAS REMEDIO QUE CONTRAER NUEVAS DEUDAS E HIPOTECAR DEFINITIVAMENTE NUESTRO PORVENIR. LLEGARA ENTONCES EL MOMENTO DE AFRONTAR LAS DIFICULTADES MEDIANTE LA ENAJENACION DE NUESTROS PROPIOS BIENES, COMO LOS FERROCARRILES, LA FLOTA MERCANTE O LAS USINAS”

A.Jauretche enuncia en el primer párrafo de la frase:

“…LOS ARGENTINOS APENAS SI TENDREMOS PARA PAGARNOS LA COMIDA DE TODOS LOS DIAS Y CUANDO LAS INDUSTRIAS SE LIQUIDEN Y COMIENCE LA DESOCUPACIÓN ENTONCES HABRA MUCHOS QUE NO TENDRÁN CON QUE PAGARSE ESA COMIDA...”

El primer párrafo de la frase de A.Jauretche expresa lo que ocurrió y ocurre cuando en el gobierno de nuestro país, se instala un modelo de política económica que da preeminencia a la actividad financiera, en detrimento de la actividad productiva propio de la política económica neoliberal, impulsada tanto por el liberalismo político de izquierda como de derecha. Lo anterior implica el quiebre del mercado interno, que determinará necesariamente altos niveles de desempleo y su consecuente  caída de los salarios.
Esta situación resulta emergente de la aplicación de modelos económicos neo clásicos o neo liberales, según la etapa histórica que se considere.
Así ocurrió con posterioridad al golpe militar de septiembre de 1955 al cual hace referencia A.Jauretche explícitamente en su obra “Plan Presbich Retorno al Coloniaje”.
Las consecuencias de este grave retroceso histórico para nuestro país, significó la destrucción del aparato industrial de alta tecnología genuinamente nacional, creado por el gobierno democrático peronista desde el año 1946, hasta el nefasto golpe cívico-militar de septiembre de 1955. En este golpe – que significó la destrucción política y económica del país-,  fueron partícipes  además de las fuerzas armadas, tanto la derecha política conservadora y  liberal como el Partido Conservador, la U.C.R en su doble vertiente de derecha y centro político; la izquierda liberal como el Partido Comunista y el Partido Socialista, la Iglesia Católica, las cámaras empresariales, etc.etc. Todo este amplio espectro político, religioso y empresarial, bajo la tutela explícita de las embajadas de EE.UU. e Inglaterra en representación de sus respectivos países. .
De la misma manera y premonitoriamente – lo que realza la permanencia del pensamiento de A.Jauretche -, se puede observar durante el período que surca los años que van desde el golpe cívico- militar de marzo de 1976 hasta la crisis de finales del año 2002, donde el objetivo principal significó anular la actividad productiva a través de la destrucción del mercado interno.
Para entender el inicio de la frase de A.Jauretche se hace necesario diferenciar entre “crecimiento económico” y “desarrollo económico”.
Cuando hablamos de crecimiento económico estamos haciendo referencia a la magnitud en dinero que manifiesta el crecimiento de la producción de bienes y servicios que van a satisfacer las necesidades de la población. Es decir, el crecimiento del PBI.
Si no existe crecimiento o el mismo es insuficiente, la sociedad no logrará satisfacer sus necesidades y por consiguiente surgirá la desocupación y la exclusión social.
En términos más técnicos podemos decir, que debe crecer el PBI al menos por encima del crecimiento vegetativo de la población, de lo contrario quedarán necesidades sociales insatisfechas.
En cambio, cuando hablamos de desarrollo económico hacemos referencia a la equidad, con que se distribuirá entre los habitantes  el PBI generado por la propia población. En este caso ya no hablamos de PBI, sino de Ingreso Nacional.
Por tanto, cuando hablamos de PBI hacemos referencia al crecimiento económico. Cuando hablamos de Ingreso Nacional, hacemos referencia al sentido de equidad  con que se distribuye el PBI generado.
De lo anterior resulta entonces que PBI e Ingreso Nacional al final de cada año deben ser dos magnitudes macroeconómicas iguales.
Para que se dé la “grandeza de la patria y la felicidad del pueblo” es condición necesaria –entre otras-, el crecimiento sostenido del PBI. Pero dicho crecimiento no es condición suficiente. La condición necesaria y suficiente es el crecimiento y distribución equitativa del PBI o su igual el Ingreso Nacional. Puede darse la circunstancia económica de un alto crecimiento del PBI,  pero una injusta distribución del ingreso nacional. En este último caso, no sólo se habrá atentado intencionalmente contra la justicia social, sino que además comenzará a caer el propio crecimiento del PBI, derivado de la caída del consumo y de la inversión privada como variables macroeconómicas básicas, relacionadas con el crecimiento de la economía o del PBI, que es lo mismo.
El inicio de la frase de A.Jauretche tiene la sutileza de relacionar de manera sintética y a la vez con pedagogía liberadora, tanto el crecimiento económico como el desarrollo económico. Cuando sostiene “Los argentinos apenas si tendremos para pagarnos las comida.”, está expresando la caía de la variable macroeconómica consumo determinante fundamental del crecimiento del PBI. Si existe desocupación o salarios de hambre, el consumo será cada vez menor y por ende el PBI no crecerá. Al no crecer el consumo tampoco crecerá la inversión productiva, ya que ésta depende de las utilidades que pueda generar. Si no hay consumo o se encuentra con tendencia a caer,  las ventas serán menores y los empresarios no percibirán las utilidades futuras necesarias, que lo induzcan a la inversión productiva.
La frase continua”...cuando la industrias se liquiden y comience la desocupación...”. Si hay desocupación o bajos salarios no hay consumo y sin consumo privado, no hay  crecimiento económico y por tanto, caerá la inversión productiva. Si no hay inversión productiva no crece la industria y sin no crece la industria, aparece de inmediato la desocupación y la exclusión social y por ende, caerá hasta transformarse en negativo el crecimiento del PBI, por la caída del consumo que arrastrará  la caída de la   inversión.
La situación descripta anteriormente que para muchos puede adolecer de economicismo, resulta conocida en la práctica, ya que la hemos vivido los argentinos en varias etapas de nuestra historia, relatando el momento en que políticamente de manera   intencional se transforma a la economía, de ser una actividad productiva en una actividad financiera,  -esencia ésta última -,  de la política económica neo liberal.

La frase de Arturo Jauretche continua expresando: “SERA EL MOMENTO DE LA CRISIS DELIBERADA Y CONSCIENTEMENTE PROVOCADA”.

Este párrafo refleja una realidad indiscutible propia de las políticas económicas ortodoxas, (clásica, neo clásica y neo liberal) nunca reconocida por los economistas, sociólogos y politicólogos cipayos  que pululan en los canales de televisión o en las universidades,  cumpliendo con su función “científica”interesada de tergiversar la realidad.
Las crisis económicas “deliberadas”  como expresa A.Jauretche  tienen como objetivo generar exclusión social con el fin único de generar una caída acelerada y por ende  violenta del salario real, a través de incrementar las tasas de desempleo. Cuanto mayor es el desempleo, mas fácil resulta pagar salarios inferiores y así obtener mayores beneficios empresariales y de esta manera dar una vuelta de tuerca más a la inequidad en la distribución del Ingreso Nacional. Las crisis económicas y los consiguientes “ajustes” son medidas disciplinadoras del capitalismo, para restablecer la tasa de ganancias empresarial, siempre con tendencia natural a caer. Derivado esto,  por una parte  por la existencia - en un momento dado -,  de exceso de bienes de inversión y por otra, por limitaciones de empleo y  salariales, que imposibilitan el crecimiento consumo y del empleo.
La aplicación de las  políticas económicas neo liberales,  como ocurrió durante la dictadura militar de 1976 a  1983 y su símil en tiempos democráticos durante el modelo de la “convertibilidad” de 1991 a 2001,  fue llevado a cabo con la intencionalidad de transferir ingresos del sector de los asalariados al sector de los no-asalariados (empresarios, rentistas, prestamistas). Estas situaciones como era de máxima lógica, culminaron con la implosión del perverso sistema creado en el año 2001 y que se tradujo finalmente, en una distribución regresiva del Ingreso Nacional, de proporciones mayúsculas.

¿Como se ensambla el mecanismo para generar estas crisis intencionales?

La explicación a la pregunta que antecede, debería considerarse como un aporte para que los argentinos no volviéramos a tropezar con la misma piedra, como ya lo hemos hecho en repetidas oportunidades históricas.

Se parte de un tipo de cambio atrasado. Es decir moneda nacional sobrevaluada.
La moneda nacional sobrevaluada significa un  subsidio a las importaciones, que implicará la quiebra de la industria local a nivel de pequeñas y medianas industrias  (PYMES) mayoritariamente de capitales nacionales, y una pérdida de competitividad de los productos exportables argentinos.
Para las grandes empresas, (transnacionales),  la misma situación provoca resultados diferentes. Estas,  poseen un mayor nivel tecnológico, que les permite una mayor  versatilidad para operar tanto con tipo de cambio atrasado, como con tipo de cambio adelantado. En otras palabras, las grandes empresas –exclusivamente transnacionales -, tienen la posibilidad de abastecer tanto el mercado interno como el externo, dad la característica de sus  productos de alta tecnología y por ende exclusivos. Si el tipo de cambio impuesto es atrasado direccionan su producción al mercado externo y aún con dicho tipo de cambio anti competitivo (atrasado), igual obtendrán utilidades dado el contenido de alta tecnología de los bienes que producen y exportan. Además en este escenario se benefician con salarios a la baja, ya que todo tipo de cambio atrasado incidirá necesariamente en la caída del salario. Si el tipo de cambio es adelantado y por ende competitivo, –como surge desde el año 2003 hasta nuestros días en el año 2012 -, obtendrán aún mayores ganancias abasteciendo el mercado externo y adicionarán mayores ganancias abasteciendo al mercado interno, ahora potenciado por una demanda global creciente, derivado del tipo de cambio competitivo impuesto.
Ahora bien continuando el desarrollo según lo visto anteriormente, si el tipo de cambio impuesto es atrasado - propio de la política económica neo liberal- se generará aumento de las importaciones y caída de las exportaciones, lo que determinará una estructura de saldo de la balanza comercial negativo. Este saldo negativo implica imposibilidad de obtener divisas genuinas y por consiguiente surgirá  la necesidad impuesta de inversiones extranjeras “golondrinas”, para financiar con divisas el déficit de la balanza comercial. Para ello se necesita a su vez, - indefectiblemente -, que las tasas de interés internas sean muy superiores a las tasas de interés internacionales y que no exista, ninguna traba legal para la llegada de dicha inversión extranjera.
Siguiendo el análisis,  tasas de interés crecientes implican necesariamente caída aún mayor  de la inversión privada productiva y con ello, se agudiza aún más la crisis y aún más las tasas de desempleo y con ello el aumento de la caída del salario nominal y real.
Por otra parte, los déficit de balanza comercial recurrentes implicarán agregar a la presencia de la  inversión externa “golondrina” el pedido de préstamos al FMI, y otros organismo de crédito internacional, con lo que se incrementará de manera creciente la deuda externa.
Por último, saldo negativo de la balanza comercial implica necesariamente la imposibilidad de acumular reservas de divisas en el BCRA.
Sin reservas, cualquier gobierno resulta fácil presa para cualquier corrida financiera (siempre latente) instrumentada por la banca transnacional, el poder económico concentrado y sus socios locales, como ocurrió en diferentes etapas históricas en nuestro país.
El gobierno de Cristina Kirchner sufrió diversas corridas bancarias destituyentes generadas por la banca transnacional durante su mandato desde el año 2007 al año 2011, que logró neutralizar por contar con reservas suficientes, producto de mantener saldo positivo de la balanza comercial, desde el año 2003 hasta nuestros días.
Por el contrario, el gobierno de Raúl Alfonsín fue destituido por la acción conjunta de la banca transnacional y el poder económico concentrado nacional e internacional, con seis meses de anticipación a la finalización de su mandato, por haber agotado las reservas entre otros aspectos vacilantes y negativos de su gobierno. Esto se llevó a cabo con la connivencia del FMI que negó todo tipo de “ayuda” financiera al gobierno de Alfonsín – al menos para terminar el mandato constitucional -, y descargó posteriormente todos los aportes financieros al nuevo gobierno de C.Menem, debido a que éste ya se había comprometido con liquidar vilmente nuestro patrimonio nacional, representado por las empresas públicas.

Finalmente, A.Jauretche culmina la frase expresando: “…NO HABRÁ ENTONCES MAS REMEDIO QUE CONTRAER NUEVAS DEUDAS…Y AFRONTAR LAS DIFICULTADES MEDIANTE LA ENAJENACIÓN DE NUESTROS PROPIOS BIENES COMO LOS FF.CC, LA FLOTA MERCANTE O LAS USINAS.”

Tal cual lo explica A.Jauretche así ocurrió en la realidad durante el gobierno de la dictadura militar surgida en marzo de 1976 y en la década de los noventa con el modelo de la “convertibilidad”,  donde el ratio de la deuda externa en función del PBI llegó a superar el 170% y donde se enajenó vilmente nuestro patrimonio nacional.

La enajenación de nuestro patrimonio nacional a  precio irrisorio, - fijado por las consultoras internacionales designadas por el FMI -, y pagado en alto porcentaje con bonos de la deuda argentina a su valor nominal, cuando su valor real resultaba muy inferior, resultó ser una gran infamia,  pero no la mayor de ellas. Las empresas del Estado privatizadas pasaron sin excepción a manos del capital transnacional, y con ello se profundizó el mecanismo de transferencia de divisas, que continua como una sangría permanente hasta nuestros días. Por ejemplo, durante el año 2011 se han girado aproximadamente 7.000 millones de dólares en concepto de “remisión de utilidades” con destinos a las casas matrices ubicadas en distintos países extranjeros, provenientes de utilidades obtenidas por  la filiales extranjeras que operan económicamente en nuestro país, entre las cuales se encuentran la totalidad de las empresas privatizadas.
Parece ficción de terror,  que una crisis económica que genera un sin  fin indescriptible de penurias sociales como incremento de los niveles de pobreza e indigencia, exclusión social, endeudamiento sin límites, aumento de la delincuencia y de la inseguridad social, profundo deterioro en los niveles sanitarios, educativos y culturales, sea instrumentada de manera “deliberada y consciente”, como lo explica Arturo Jauretche.
Sin embargo, la historia demuestra lo acertado de la enunciación, ya  que partiendo de un tipo de cambio atrasado como ocurrió en la Dictadura Militar o en la etapa de la “convertibilidad” – modelos idénticos ya probados en el laboratorio de la realidad de la historia de la humanidad, como ocurrió en la Alemania de la Republica de Weimar que concluyó con el gobierno de Hitler y la Segunda Guerra mundial -, se desembocará indefectiblemente en una crisis económica y política terminal.
La diferencia sustantiva está, en que algunos políticos y economistas conociendo de antemano las consecuencias de éste crimen social, las omiten o peor aún la disfrazan, prometiendo realidades de primer mundo – más allá que no superen la categoría de “espejos de colores” -, que lógicamente  nunca se concretarán.
Otros en cambio,  como Arturo Jauretche,  no solo que percibe el engaño sino que además patrióticamente lo denuncia a sus contemporáneos y a la posteridad, haciendo honor a su condición inclaudicable de patriota y de   militante.  


PARRAFO GENERADOR Nº 3 DE ARTURO JAURETCHE.



“…Voy a entrar en un tema que es FUNDAMENTAL para la ejecución de una política nacional: LA NACIONALIZACION DE LA BANCA.


En Argentina durante los gobiernos peronistas se nacionalizaron los depósitos como medida progresista máxima alcanzada y en favor de los intereses nacionales  de toda  nuestra historia económica. Estos avances de importancia técnica y política, fueron  derogados  posteriormente,  por los sucesivos golpes militares. Por ejemplo, inmediatamente después  de producido el golpe cívico-militar del año 1955 se incorporó a la Nación Argentina como miembro del FMI, se derogó la ley 12962 que nacionalizaba el Banco Central (B.C.R.A), los depósitos bancarios y todo el sistema bancario argentino. Se derogó también la Constitución Nacional sancionada en el año 1949, considerada como carta magna  de avanzada a nivel mundial tanto en términos de técnica jurídica como legislación protectora de los derechos individuales y sociales, de los habitantes de la Nación.

Incomprensiblemente – en el ámbito bancario y financiero a enero del año 2012 -,  nos rige la “Ley de Servicios Financieros” Nº 21526 sancionada con la firma de los genocidas R.Videla y Martínez de Hoz, que permitió en ese momento y en etapas políticas posteriores, orientar primordialmente la economía hacia la actividad financiera. Lo anterior implica, necesariamente la desarticulación de la actividad productiva a través de provocar la caía intencional del empleo y con ello de los salarios, provocando por último la destrucción del mercado interno.

Paradójicamente, - cumpliéndose premonitoriamente  la premisa de A.Jauretche -, la nacionalización parcial  de la banca ocurrió en la cima del culto esotérico a la “empresa privada” como sostén de un “modo de vida” – que ya pocos soportan -,  y a la vez en el sector, donde se engendran las más avanzadas y nefastas manifestaciones pro financieras neo liberales planetarias. Es decir, en el sector bancario-financiero en Estados Unidos de Norteamérica, continuando en Inglaterra y varios países de la euro zona.

Por supuesto que el planteo de A.Jauretche  de nacionalizar la banca partía de entender correctamente que el manejo de la banca de un país que pretenda ser independiente, justo y soberano, nunca puede estar en manos privadas y mucho menos en manos privadas transnacionales. En otras palabras, resultaba ser una propuesta esencial en su lucha militante por la liberación nacional y social de Argentina, emprendida hasta su muerte y más allá de ella,  a través de su obra y su ejemplo.

En cambio la nacionalización parcial de la banca norteamericana no  es más que un mecanismo para transferir la deuda delictiva por su esencia y monstruosa por sus dimensiones,  de la banca privada al sector público. El Estado posteriormente sigue trasladando el pago de la misma a la población norteamericana que se expresa en los más de 40 millones de seres humanos que sobreviven en la exclusión social por debajo de la línea de la pobreza en ese país, e internacionalmente vía expansión ilimitada y sin respaldo de emisión de dólares como moneda de cuenta, generando inflación internacional.
Una nacionalización ocurre cuando el Estado a través del gobierno de turno toma el control de una firma privada, aunque dicho control no implique el 100% de su capital accionario.
Esto ocurrió en EE.UU. cuando a fines de febrero del año del año 2009 el Estado a manos del gobierno de B. Obama adquirió el 36% del Citigroup y simultáneamente compró acciones preferenciales del Bank of América. Ambas transacciones significaron 90.000 millones de dólares, destinados a sanear, las dos más grandes instituciones financieras del país.
Con anterioridad a los hechos descriptos, el gobierno norteamericano había nacionalizado al menos  tres grandes empresas financieras. En primer lugar adquirió el 80% del American Internacional Group (AIG) para evitar su quiebra. Además, por la misma circunstancia sostuvo financieramente a las firmas hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac lo que implica, que dichas firmas deberán acatar las decisiones del Estado.
Los hechos concretos dan la razón a Arturo Jauretche.
Ningún país puede funcionar armónicamente, - dentro de la  lógica capitalista -, cuando la banca nacional se encuentra en manos privadas y peor aún transnacionales. La debacle económica y social es cuestión – exclusivamente – de tiempo.
Más tarde o más temprano, surgirán las contradicciones que harán imprescindible la  nacionalización parcial o total de la banca, más allá de las afirmaciones ideológicas neo liberales o de otro tipo  en contrario, cuya esencia es la no intervención del Estado en la economía.  En Inglaterra, como en  países de la Euro zona, la intervención del Estado nacionalizando instituciones y sectores bancarios como una necesidad, algunas veces de manera explícita y otras bajo la máscara de “salvatajes al sector financiero”.

Para comprender las implicancias de la nacionalización de la banca, debemos analizar la actividad bancaria.
La misma resulta ser una  actividad necesaria si aceptamos los parámetros del sistema capitalista, ya que recibe los depósitos de la población y los presta a quienes van a consumir o a invertir. Promueve a través del crédito, el consumo y la inversión. A su vez, -no debe olvidarse -, que el consumo y la inversión son las dos grandes y fundamentales variables macroeconómicos que hacen posible – al crecer las mismas -,  que un país sea cada vez más poderoso y por ende soberano, a través del crecimiento de su PBI. (El crecimiento del PBI – como ya hemos visto en párrafos precedentes-,  es una condición necesaria  pero no suficiente, ya que el crecimiento del PBI requiere de manera imprescindible – por justicia social y por cuestiones técnicas -, de una redistribución equitativa del Ingreso Nacional).
Sin embargo, la actividad bancaria en si misma,  no es más que una actividad intermediaria entre depositantes (habitantes residentes de un país determinado) y consumidores e inversionistas (los mismos residentes del determinado país). Es decir, es una actividad - aún dentro del capitalismo -, socialmente parasitaria en términos productivos.
Por otra parte, esta actividad parasitaria,  puede adquirir una importancia tal que en determinadas circunstancias puede derribar a un gobierno – como ocurrió con el gobierno de Raúl Alfonsin-, si las circunstancias económicas y políticas así lo determinan y lo requieren.
El gobierno de Cristina Kirchner sufrió varios intentos políticos destituyentes por parte del poder económico concentrado, - que incluye como socio esencial a la banca transnacionalizada -,  en su período de gobierno para desestabilizarlo financieramente a través de acciones combinadas entre diversos bancos privados extranjeros (HSBC, Galicia, Citi, etc.). Estas “corridas” resultaron frustradas por la respuesta inmediata del BCRA y por el hecho determinante de que esta institución, dispusiera de un amplio colchón de reserva de divisas producto del tipo de cambio adelantado, generador a su vez de saldos positivos recurrentes en la balanza comercial. x
En síntesis, podemos decir que por una parte la actividad bancaria es una actividad parasitaria que percibe suculentos ingresos y por otra, incide fuertemente en el crecimiento económico, ya que las variables macroeconómicas consumo inversión  resultan ser determinantes fundamentales del crecimiento económico. Además,  el sector bancario al acumular los depósitos de la población más los beneficios propios obtenidos por la actividad que desarrolla, adquiere un poder económico que se traduce como poder político paralelo al gobierno de turno, capaz de derribarlo cuando las circunstancias políticas y económicas lo posibiliten y así lo requieran.

A. Jauretche lo dice claramente: “UNA BANCA PRIVADA PUEDE PROVOCAR UNA CRISIS DELIBERADAMENTE, CON QUE VARIOS BANCOS SE PONGAN DE ACUERDO”.

Por último, para comprender  aún más los perjuicios que puede llegar a provocar el capital financiero y la banca privada transnacional, se agrega que resultan un factor determinante en la generación de las crisis financieras como emergentes de las crisis económicas. La grave crisis financiera – con base en la economía real-, que surgió en EE.UU.,  en el año 2008 denominada de la “hipotecas sub prime”, con metástasis en todo los países desarrollados aún presente y con final abierto, no es más que la exacerbación de la actividad financiera parasitaria bancaria.
Todo surgió a partir de la  Gramm- Leach – Bliley act., sancionada en el año 1999 durante el gobierno de Bill Clinton, que autorizó a los bancos comerciales a transformarse en usureros internacionales y así poder ofrecer “productos financieros” que no resultaron ser más que medios para una estafa internacional “legal” mayúscula. La mencionada ley autorizaba a los bancos comerciales a participar en negocios de seguros, organizar fondos de pensiones, crear sus propias tarjetas de crédito y esencialmente a actuar en inversiones especulativas utilizando los llamados “derivados financieros” Estos últimos,  caracterizados por documentos como hipotecas, bonos, etc.,  multiplicados en sucesivas derivaciones y por ello  apalancados ciento o miles de veces por encima de su valor real. Por ejemplo, una hipoteca sobre un bien de un valor real de un millón de dólares se “derivaba” o se multiplica miles de veces transformándose en un valor ficticio de miles de millones de dólares. Estos documento que adquieren la denominación de títulos “tóxicos”, se expanden movilizados por la codicia de grandes ganancias en el corto plazo, instrumentada por la gran mayoría de las  entidades bancarias del mundo desarrollado, bajo el poder político o de gobierno neo liberal indiferenciado en la alternancia, entre la  social democracia como por los partidos conservadores.
Estos títulos se transformaron en “tóxicos”, cuando debía comenzar el pago de las amortizaciones de los mismos - previo al transcurso de los períodos de gracia -,   de la hipoteca inicial. En ese momento, - como era de esperar -, los deudores  no tenía los fondos suficientes para hacerlo. Esto ocurrió y sigue ocurriendo, ya que se habían escogido como perceptores de los préstamos entre los cuarenta millones de personas que viven por debajo del nivel de la pobreza en EE.UU., como una forma desesperada de reactivar el consumo dentro del marco de la economía productiva o real estancada que aún persiste.
De esta manera, la falta de pago de la amortización por parte del deudor inicial, daba inicio al proceso de transformación  del “derivado financiero” en un “título tóxico” que infectaba los activos de todos los bancos que habían adquirido el “derivado”, en su afán de superlativas ganancias en el corto plazo, dentro de su actividad parasitaria.
Varios bancos “infectados” implicaban la posibilidad de quiebra de los mismos y con ello la quiebra del sistema financiero internacional. Por ello surgieron los diferentes gobiernos de identidad política diversa, pero económicamente adscriptos a la ideología neo liberal desde EE.UU., Inglaterra hasta la Euro zona, -“interviniendo” en la economía -,  nacionalizando los bancos y entidades financieras diversas y en simultáneo, alardeando con  el discurso esquizofrénico que el “Estado no debe intervenir en la economía...” sin diferencia alguna con lo que expresara Adam Smith en el año 1776.

Agrega A.Jauretche a su párrafo anterior ya analizado, los siguientes conceptos tan validos como el inicial:



EL QUE MANEJA EL CREDITO Y LO ORIENTA, MANEJA LA ECONOMÍA DEL PAIS CON MUCHO MAS EFICACIA QUE EL GOBIERNO, CON TODOS SUS INSTRUMENTOS.

Este último párrafo tiene una certeza y una profundidad tal que puede traducirse en que una banca priva transnacional puede manejar la economía por encima de las decisiones de cualquier tipo de gobierno, de un país determinado. Efectiva y lamentablemente  es así, aunque  A.Jauretche sea en soledad uno de los pocos pensadores y político que lo entienda y tenga el coraje de expresarlo.
Como un mínimo ejemplo, podemos observar que si la banca privada extranjera absorbe la mayoría de los depósitos de la población y lo orienta de manera privilegiada al consumo, es decir,  en desmedro a la inversión productiva como ocurre normalmente en nuestro país en relación a la banca privada transnacional, en el mediano plazo será factor desencadenante de un proceso inflacionario. por un incremento de la demanda de bienes de consumo,  que no tendrá su correlato equivalente en la inversión productiva. Es decir, surgirá una brecha entre la oferta y la demanda global, que indicará los márgenes de la inflación. .
La inflación perjudicará a las clases de bajos y fijos ingresos y provocará con ello el deterioro de la base política del gobierno, si se trata de un gobierno nacional y popular.
De continuar esta situación en el tiempo, - que lógicamente continuará sino hay intervención eficiente en contrario por parte del gobierno -, la inflación desencadenada generará mayores tasas de interés, ya que la banca privada incrementará la tasa de interés en función  del crecimiento de la inflación para generar utilidades reales, es decir, despojadas de la distorsión de la inflación. Cuanto más alta sea la tasa de interés más improbable  es la realización de la inversión privada, que es de última el factor determinante de la acumulación capitalista que implícale crecimiento del PBI, el crecimiento de las tasas de empleo y la desaceleración de la inflación. A su vez, tasas de interés elevadas implicarán sobre valuación de la moneda nacional, lo que implicará un atraso cambiario que quitará competitividad a las exportaciones y subsidiará indirectamente importaciones, lo que atentará contra el saldo de la balanza comercial y en definitiva en la necesaria acumulación de las reservas de divisas.
Si se ralentiza o se detiene la acumulación de los bienes de capital, se ralentizará o se detendrá el crecimiento del PBI, surgirá el crecimiento de las tasas de desempleo y dará comienzo o continuará – según el caso -,  la exclusión social.
En definitiva, como dice A.Jauretche. “EL QUE MANEJA ELCREDITO MANEJA LA ECONOMIA”.

En otro párrafo A.Jauretche, dice:

“EL QUE MANEJA EL CREDITO MANEJA LA MONEDA MÁS QUE EL QUE LA EMITE” y agrega: “… EL DINERO ES LA FISIOLOGIA DE UNA SOCIEDAD COMERCIALISTA. ES LA SANGRE QUE CIRCULA DENTRO DE ELLA Y EL PRECIO DEL DINERO, SU ABUNDANCIA O ESCASEZ, ESTÁ DETERMINADO POR EL SISTEMA BANCARIO…”



El que maneja la moneda – al menos en términos formales -,  es el agente financiero de todo gobierno,  es decir,   el B.C.R.A. (Banco Central de la República Argentina).
La función del BCRA es la de llevar a cabo la política monetaria, uno de los dos pilares – junto con la política fiscal -, de la política económica.
La política monetaria consta de dos elementos esenciales: 1º) la oferta monetaria, (instrumentada por el BCRA) es decir, la cantidad de dinero en efectivo en poder de los particulares y la cantidad de dinero depositado por éstos mismos a la vista, en los bancos del sistema bancario: y 2º) la demanda de dinero de la población para satisfacer necesidades, realizar operaciones comerciales, financieras, etc.
La oferta monetaria – cantidad de dinero o base monetaria -,  requiere del BCRA un relativo equilibrio con los bienes generados en un período determinado reflejado estadísticamente en el PBI. No debe existir un exceso de dinero que supere la cantidad de bienes generados, ya que dicha situación será otro agravante – entre varios -, de incremento de la inflación.
Contrariamente, una cantidad de moneda insuficiente será causal de aumentos de la tasa de interés por falta de liquidez y con ello de la caída de la inversión y los niveles de empleo, es decir, un proceso económico recesivo, que implica caída de salarios y exclusión social..
El BCRA tiene la potestad de emitir dinero de manera directa o primaria, comprando divisas en el mercado mayorista o recomprando bonos de la deuda pública,  pero los bancos privados también emiten dinero secundario,  cuando concretan préstamos a los particulares.
De esta manera y dando razón a la preocupación de A.Jauretche, - que  puede ocurrir y de hecho ocurre-,  que el BCRA determine la necesidad de incrementar la oferta monetaria para reactivar la economía y por otro lado la banca privada a través de incrementar las tasas de interés, restrinjan los préstamos y con ello disminuyan  dicha oferta monetaria. Por ello, cuanto más alta sea la tasa de interés para los préstamos que determinen los bancos privados transnacionales  - que recogen la mayoría de los depósitos de la población -, menor será la emisión monetaria secundaria, y más aún se incrementará la tasa de interés con lo que se influirá negativamente en la inversión y en definitiva, en el proceso de acumulación capitalista de un país. Además altas tasas de interés implican atraso cambiario, que conlleva a saldos de la balanza comercial negativos.
De esta manera, se cumple el axioma determinado por A.Jauretche, que quién maneja el crédito maneja “más la moneda que quién la emite” y a través de ello manejará la política monetaria, pilar fundamental de la política económica y del destino político de cualquier gobierno.



En otro párrafo dice A.Jauretche:

EL QUE MANEJA EL CREDITO MANEJA MAS EL COMERCIO DE EXPORTACION E IMPORTACION QUE EL QUE COMPRA Y VENDE”

El comercio de exportación e importación está manejado actualmente en nuestro país de manera exclusiva por una cantidad ínfima de grandes empresas transnacionales que oligopolizan el mercado,  y por ende no permiten de manera alguna,  la entrada al mismo de empresas de capitales de menor magnitud y mucho menos nacionales.
La oligopolización del mercado  permite además,  el más variado abanico de evasión y elusión  impositiva a través del proceso de sub. facturar exportaciones posibilitando además a través de este mecanismo y de otros diversos similares, la fuga de capitales. La fuga de capitales significa ganancias empresariales y rentas agropecuarias y financieras ganadas por sectores minoritarios de la sociedad, por un valor cercano a los 200.000 millones de dólares a principios del año 2012,  que en lugar de haberse transformado en inversión productiva se encuentra depositada tanto en el exterior, como en cajas de seguridad en el propio país. Sólo en dos años – desde el año 2007 al año 2009 -, dentro del marco destituyente construido por el poder económico concentrado en torno a la resolución 125 sobre retenciones móviles,   la fuga de capitales alcanzó la suma de 50.000 millones de dólares que de haberse aplicado a la actividad productiva, hubieran disminuido al mínimo o extinguido la exclusión social.
La banca transnacional instalada en nuestro país,  aliada o relacionada directamente a través de intricados holding jamás financiará a empresarios nacionales (PYMES), en aquellos productos exportables que son declarados de interés exclusivo de las empresas transnacionales exportadoras. A.Jauretche explica: “…Cuando el banco es extranjero o está ligado a los intereses de la exportación o de la importación, dirigirá su política a beneficiar a exportadores e importadores, en una economía que ya ha sido puesta a disposición del interés comprador y vendedor extranjero…”

Además las empresas transnacionales tienen el privilegio de poder acceder al mercado financiero internacional en donde las tasas de interés resultan mucho más reducidas que las tasas de interés locales, lo que ocasiona que la concentración y centralización del capital sea cada vez más intensa, es decir, la competencia cada vez más reducida.
En definitiva, como dice A.Jauretche: “el que maneja el crédito maneja el comercio de exportación e importación”. Esta frase implica que el crédito manejado en gran medida por la banca privada transnacional resulta de muy difícil acceso a las pequeñas y medianas empresas, cuyos capitales son proporcionalmente en mayor medida de origen nacional.
El gobierno desde el año 2003 hasta nuestros días,  ha tratado de revertir esta situación abriendo líneas de créditos tanto para actividades productivas como para fomentar exportaciones para las PYMES a través del Banco de la Nación Argentina y otros bancos estatales a tasa negativas, es decir, tasas de interés inferiores a las tasas de inflación imperantes. La diferencia entre la tasa de interés negativa y la tasa de inflación es un subsidio que otorga el gobierno actual a las empresas medianas y pequeñas y que solventa la población argentina a través de pagar sus impuestos.

Posteriormente agrega:

“EL QUE MANEJA EL CREDITO ESTIMULA DETERMINADAS FORMAS DE PRODUCCIÓN Y DEBILITA OTRAS. …ESTABLECE LO QUE SE VA A PRODUCIR O NO...”

El crédito para la banca privada y en especial para la banca privada transnacional – dominante en nuestro país -, se otorga en función de la rentabilidad de la inversión que se va a realiza y/o en función de las características del bien de consumo que se va adquirir. Además – como cuestión determinante -,  en función del capital y/o ingresos de respaldo que pueda demostrar el solicitante del crédito.
A la banca privada transnacional le interesa únicamente apoyar crediticiamente la  producción transnacionalizada. No le interesa ni por asomo,  las connotaciones sociales que existan en relación con el bien de consumo o inversión en que se va a aplicar el dinero recibido a través del crédito, si el crédito va a ser generador de empleo o no, etc.etc.
Si el crédito lo manejara un gobierno popular y nacional,  al menos  a través de la nacionalización de los depósitos y en mayor medida nacionalizando la banca, seguramente dirigiría la acción crediticia, a promover las formas de producción más convenientes y en los lugares geográficos donde más necesario fuera desarrollar nuevas formas productivas,  o incentivar las existentes.
Durante los gobiernos peronistas desde el año1946 hasta el año 1955 y reinstalado a partir del año 1973, se pusieron en marcha el proceso de nacionalización de los depósitos. Estas medidas fueron derogadas inmediatamente después de los golpes militares de los años 1955 y 1976.
En definitiva como dice A.Jauretche. a la banca privada transnacional que recoge la mayoría de los depósitos de la población en nuestro país, no le interesa en absoluto lo que se va a producir ni donde se va a producir. Es más, no le interesa en absoluto otorgar créditos para la producción. Las líneas de crédito están orientadas a los bienes de consumo y de manera exclusiva para aquellos solicitantes, que tienen el suficiente respaldo económico para asegurar a la banca la devolución del mismo, en tiempo y forma y fundamentalmente pagando tasas de interés de tipo usurario, en relación a las tasas de interés internacionales.


FRASE GENERADORA Nº 4 DE ARTURO JAURETCHE.


“EL DINERO DE LOS BANCOS NO ES DE LO BANCOS PRIVADOS. ES DE LA SOCIEDAD TODA QUE ALLI LO DEPOSITA Y DE ALLI SALE MULTIPLICADO EN FORMA DE PRESTAMOS.
LOS BANCOS CREAN DINERO A TRAVES DEL CREDITO, PORQUE LOS DEPOSITOS CONVERTIDOS EN CREDITOS SE MULTIPLICAN VARIAS VECES…”

Efectivamente como dice Arturo Jauretche “…EL DINERO DE LOS BANCOS NO ES DE LOS BANCOS…”

Generalmente, se considera  erróneamente lo contrario, es decir, que el dinero de los bancos es propiedad de los bancos.
A partir de esta convicción equivocada por acción u omisión del  sistema educativo y medios de comunicación, pasamos a enaltecer la actividad bancaria cuando no es más que una actividad parasitaria y a expensas del esfuerzo de la comunidad cuando ahorra, intencional o forzosamente.
La comunidad deposita sus ahorros que en gran parte lo hace sin percibir remuneración alguna – depósitos a la vista en cuenta corriente o caja de ahorro – y los bancos lo prestan a la misma comunidad cobrando altísima remuneración a través de la llamada tasa de interés (tasa de interés activa). Otra parte de esos depósitos también realizados por la comunidad reciben una remuneración por parte del sistema bancario – depósitos en plazo fijo -, a una tasa muy inferior a la “tasa activa”, denominada “tasa pasiva”. La diferencia entre tasa activa menos la tasa pasiva resulta otra ganancia adicional para el sistema bancario
En términos macroeconómicos resulta ser la intermediación entre el ahorro de la comunidad y la actitud alternativa entre consumir o invertir de la misma comunidad.
Esta intermediación parasitaria – que no genera riqueza social alguna -, proporciona ingentes ingresos a los propietarios de la banca privada que se detrae del Ingreso Nacional en perjuicio de los asalariados y empresarios productivos.
Analizando el Ingreso Nacional, es decir, los ingresos que perciben los que generan el producto (PBI) anualmente existen dos sectores sociales que se destacan por su calidad de parasitarios ociosos por excelencia. Por una parte  la banca y por otra,  los propietarios de tierras y otros bienes de capital que son arrendados y/o alquilados (rentistas).
John Maynard Keynes – que planteaba reformar el capitalismo y no suprimirlo como pensaba Marx -,  hablaba – sin embargo-,  en su obra, de la “eutanasia del rentista”.  Con estas palabras, consideraba que estos ingresos que son parte sustancial del Ingreso Nacional, al ser apropiados privadamente atentan contra la marcha normal del sistema capitalista en su conjunto. Es decir, son en gran parte  generadores de la crisis de sobreproducción que cíclica e inevitablemente atentan con intensidad creciente a través del tiempo, contra el propio sistema que los cobija.
En otras palabras, si desapareciera parcial o totalmente la intermediación de estos sectores sociales – que sin eufemismo representan clases sociales determinadas -, una parte sustancial del Ingreso Nacional quedaría disponible para la inversión productiva nacional y mayores salarios, que incrementarían la productividad y el crecimiento productivo.
El sistema bancario y los rentistas (fundamentalmente los rentistas agrarios) no invierten. Gastan,  - en el mejor de los casos -,  despilfarrando sus suculentos ingresos en bienes de consumo (mansiones, vehículos, viajes, etc.). En el peor de los casos fugando capitales.
El atesoramiento o fuga de capitales propio de los excesos de ingresos de los sectores rentistas, es en términos macroeconómicos lo inverso al ahorro. El ahorro en algún momento puede transformarse en inversión. El atesoramiento es una acción parasitaria propia de sectores rentistas, que quedará inmovilizado es decir, esterilizada en términos productivos.
Los revolucionarios en Francia que llevaron adelante la Revolución Francesa en 1789 y el economista inglés David Ricardo a fines del siglo XIX en Inglaterra,  tenían bien claro que la subsistencia del capitalismo se basaba en que  debían destruir la clase parasitaria, es decir,  los terratenientes agropecuarios (la oligarquía para nosotros) y su representación política la monarquía absoluta.
La guerra de Secesión en EE.UU. tuvo el mismo objetivo político, es decir, destruir las clases terrateniente esclavista sureño agro exportadoras para hacer posible un desarrollo capitalista industrial potente. Ambos procesos conjuntamente con la revolución inglesa del siglo XVII sin ser únicos, se inscriben en las llamadas “revoluciones burguesas” pro capitalistas y anti rentistas.
Es una utopía que un país “subdesarrollado” acceda a la categoría de “desarrollado” en el marco del capitalismo como sistema, sin la apropiación pública de la renta parasitaria, tanto agropecuaria como financiera. Por otra parte, esta renta apropiada por el Estado es la única posibilidad de financiar el desarrollo industrial auto centrado, es decir, sin el predomino de las empresas transnacionales aunque éstas en nuevo orden,  sigan operando productiva y comercialmente, pero condicionadas en su accionar al desarrollo nacional.
La nacionalización parcial de la banca implementada a través de la nacionalización de los depósitos instrumentadas por gobiernos peronistas en distintas etapas históricas, fue una medida revolucionaria. Como tal,  fue aniquilada por la reacción oligárquica y sus socios dominantes las empresas transnacionales y el sistema financiero internacional. De tal manera y con tanta profundidad, que aún nos rige en el ámbito bancario – financiero la ley  21526 que lleva la firma de  R.Videla y Joe Martinez de Hoz, como una afrenta insoportable a la dignidad nacional.
En definitiva, tanto la renta bancaria como la renta agropecuarias – lamentablemente para la Nación Argentina y la Patria Latinoamericana -, “gozan de buena salud”, incrementando cada vez mayores ingresos parasitarios a partir de los depósitos de la población que tendrán el destino final inexorable de la fuga de capitales y el fomento del ocio de clases sociales minoritarias y privilegiadas.

Agrega Arturo Jauretche profundizando aún más sus propios conceptos


” LOS BANCOS CREAN DINERO A TRAVES DEL CREDITO PORQUE LOS DEPÓSITOS CONVERTIDOS EN CREDITOS SE MULTIPLICAN VARIAS VECES”.

Este proceso tan sencillamente expresado,  resulta de complicada deducción por el intencional oscurantismo en el sistema educativo imperante.

La dificultad estriba en comprender  como es que los bancos crean dinero a partir de los depósitos. Se aclara un poco si decimos que los depósitos son el origen de los créditos, como lo expresa A.Jauretche, cuando explica que el “…dinero no es de los bancos sino de la población que lo deposita en los bancos…”
La aclaración para hacerla lo más entendible posible, es que  cada vez que un banco le hace un préstamo a un particular es exclusivamente,  por que la población previamente concretó depósitos. Este particular paga un gasto anterior o compra un determinado bien que pasa a ser ingreso de otra persona, que en la mayoría de los casos lo volverá a depositar en otro banco. A su vez este último depósito será generador de un nuevo préstamo. Este último se volverá a depositar y así sucesivamente. Por este proceso de depósito-crédito-depósito-crédito, se genera la creación de dinero secundario por parte de los bancos comerciales, a través del sistema bancario en su conjunto.
Sintetizando, a través del llamado “multiplicador bancario”, un depósito real inicial puede transformarse multiplicado varia veces en dinero secundario, creado a través de los préstamos bancarios.
La única limitación para los bancos de ganar a costa de los depósitos de la población,  es el denominado “encaje mínimo bancario” impuesto a la banca comercial en su conjunto, por el BCRA.
El encaje mínimo, es un porcentaje que obliga a los bancos comerciales a mantener en efectivo  de los depósitos recibidos por parte de los particulares y ser depositado en las arcas del BCRA. Se utiliza como un mínimo a mantener en efectivo para prevenirse de posibles corridas, producto de desconfianzas que pudieran surgir sobre tal o cual entidad bancaria. Esto es así, ya que los bancos prestan el máximo posible de los depósitos de los particulares y si bajo un determinado supuesto,  dichos depositantes se pusieran de acuerdo en  retirar sus depósitos en un mismo momento, el banco no podría devolver los mismos. Por  esta circunstancia es que el BCRA se denomina “prestamista de última instancia”, es decir, debe salir – al menos en teoría -, a cubrir la imposibilidad de devolución de los depósitos de una determinada entidad bancaria, ante una “corrida” financiera.

CONCLUSION.

Este trabajo sintético de economía jauretchiana, ha sido desarrollado como soporte y material de estudio de exposiciones teóricas y prácticas a diferentes sectores de la sociedad argentina, en base a la integral e ingente obra intelectual de Arturo Jauretche.
Queda abierto un foco de  esperanza que la obra total de Arturo Jauretche llegue a la mayor parte de nuestra sociedad y a la vez siga sirviendo de inspiración a nuestros gobernantes, para llevar adelante medidas concretas en beneficio de la sociedad y grandeza de la Nación Argentina
Las generaciones contemporáneas a Arturo Jauretche y las venideras nunca lo olvidarán.  Ello se debe a que rompió los moldes de lo que “estaba escrito”, y por ende resultaba inmodificable y como tal, sacrosanto y eterno.
En definitiva rompió con los cánones de la mediocridad  que enceguece y esclerotiza  a los más lúcidos pensadores y políticos.
Sin olvidar – por ser fundamental -, que detrás de lo que se considera eterno y por ende inmodificable, siempre se esconden los intereses mayúsculos de las pequeñas pero poderosas minorías nacionales e internacionales, que lucran a expensas del trabajo de las grandes mayorías nacionales.
El trabajo, medio exclusivo de generar la riqueza de una nación – a través de los tiempos- fue apropiado por minorías que adormecen en la siesta eterna y mediocre del parasitismo y del ocio.
Seguramente, los sectores parasitarios serán arrollados por la cultura viril, de los que con el esfuerzo del trabajo crean  la riqueza que en definitiva se traduce en el apotegma,  la “felicidad del pueblo y la grandeza de la patria”.
Hegel en su dialéctica del amo y el esclavo explica la significación del trabajo.
El amo –para satisfacer sus necesidades -,  exige perentoria y violentamente al esclavo el esfuerzo del trabajo. El esclavo está obligado a  trabajar en condiciones infrahumanas, pero al trabajar crea la cultura que es el fundamento del desarrollo de la  humanidad y al hacerlo, pone en marcha las ruedas de la historia y con ello de las transformaciones sociales positivas.
El amo, de manera parasitaria se apropia del trabajo del esclavo, y por ello descansa en el ocio entumecedor de la mediocridad. A medida que esto ocurre,  va perdiendo su propia humanidad, su condición intrínseca de humano. Deja de ser humano para pasar a ser un ente ajeno y contrario a la sociedad.
El mensaje de Hegel será entonces en su obra “Fenomenología del Espíritu”, que el sujeto de la historia será el trabajador. Los trabajadores que al moldear la materia de manera manual e intelectualmente, ejercerán con ello la inevitable creatividad que los transforma en cada vez seres humanos más plenos.
En cambio el amo paralizado en el ocio va perdiendo paulatinamente su condición de humano, como ocurre con los gobiernos y minorías privilegiadas en las  grandes potencias como EE.UU., Inglaterra, Unión Europea, etc., donde conviven riquezas inconmensurables que cada vez crecen y se concentran  más dentro del ocio, y por otra parte,  millones de excluidos sociales que  mendigan un vale de comida para poder sobrevivir en un mundo incomprensible, tanto para ellos, como para sus propios  amos. Un mundo tan incomprensible que avanza inexorablemente hacia su propia autodestrucción producto de políticas económicas irracionales dentro de los países capitalistas dominantes, eufemísticamente denominados “desarrollados”.
Arturo Jauretche vivió únicamente para denunciar la irracionalidad y el ocio parasitario en que viven los que con ambición desmedida quieren apropiarse y se apropian  del trabajo generado por el esfuerzo nacional, es decir,  el esfuerzo de los pueblos.
Al denunciar a los poderosos nunca pensó en el bienestar o seguridad de su persona, dando  cumplimiento sobrado así a la máxima de todo militante, de que: primero la patria, la sociedad, luego las personas. Por esta actitud y por la inteligencia para llevar a cabo la tarea patriótica es que  jamás será olvidado, tanto por las generaciones contemporáneas a él, como por las generaciones venideras de argentinos y latinoamericanos.
Ocupa un lugar muy privilegiado en el pabellón de los pro hombres argentinos y latinoamericanos.
Resulta esperanzador considerar,  que gobernantes imbuidos del patriotismo jauretchiano recojan el guante y lleven a cabo la tarea que les incumbe con medidas concretas de gobierno, - más allá de los importantes avances alcanzadas a partir del año 2003 -, siguiendo el camino tan claramente válido, marcado por Arturo Jauretche.

ROBERTO BRISCIOLI
DOCENTE.
MIEMBRO DEL CLUB ARGENTINO ARTURO JAURETCHE.
ENERO 2012.  







 

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